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Como todo lo que rodea al evento, el laurel se consiguió con mucho trabajo. La secretaría de Turismo de la Nación requería de un relevamiento socio-económico de General Alvear (principalmente habitacional y de servicios) que demostrara e ilustrara los méritos del departamento.
En 1995, el contador Rubén Di Paolo (quien fuera presidente de la Cámara de Comercio en ese entonces) recibió la Resolución 900 que declaró a la celebración como Fiesta Nacional.
Desde ese momento, la evolución de la Fiesta ha sido constante, logrando posicionarse en el calendario nacional y atrayendo visitantes de todo el país e incluso de otras naciones. La sumatoria de actividades que representan de una u otra manera a la cultura y la idiosincrasia alvearense hicieron que la propuesta sea muy amplia y variada, logrando traspasar el ámbito ganadero.
Otro de los aspectos que marcó un antes y un después fue el cambio del concepto de “reina” al de “embajadora” a la hora de elegir a la representante nacional de ganadería. Se dejó atrás el enfoque en estándares físicos para valorar carisma, compromiso y conocimiento de las raíces culturales.